Poemas

Una selección de poemas de los libros Esquirlas, Claro Palpitar y Soles Penumbra.

Esquirlas

No verías diferencia

entre palabra y universo
si supieras que ninguno tiene fin.

Leer un diccionario

es como visitar un zoológico
de bestias mitológicas
domesticadas.

El amor

es una mariposa senil
que nunca envejece.

Poeta:

Insecto gregario
que se alimenta
del fermento
de su regurgitación.

Conversación

Forma primitiva
de relacionamiento
y comunicación.

Quisiera saber

algo del mundo
más allá de los sentidos.

La honestidad

tiene un puerto incierto
y un trayecto nebuloso:

Difícilmente se zarpa desde allí.

Difícilmente se sabrá su próximo arribo.

1.001 palabras

valdrán más que una imagen.

Nada que no sea la vida

será tan bueno,
y
nada puede ser tan malo 
como en la vida.

Las vacas no vuelan

hasta que conocen el matadero.

Mil y un historias

y solo una
maduró tus ojos.

Si pudiera

dividir mi día
en infinitos instantes,
a través de ellos correría
como un río sin fin
tu recuerdo.

Destino:

Fuerza inhumana
que jamás retrocede.

Depresión:

Abismo profundo
de rebosante claridad.

Ansiedad

del tamaño del cielo
en un corazón
del tamaño de la tierra.

-De la tierra que junta tu mano-.

Nunca sabrás

adónde se encuentran
los sentidos del artista.

La vida me ha enseñado

que la estupidez
es más dañina
que la mismísima maldad.

Amar es

deseo de retener
y voluntad
de soltar.

Los hijos se harán débiles

para enfrentar la vida
cuando los padres se vuelvan débiles
para hacerlos enfrentar la vida.

El amor que perdura es el irracional

Porque si hubiera razones para amar
entonces
también habrían razones para no hacerlo.

Soy la persona

más precavida que conozco,
y la que más se contradice.

En toda ficción

el villano es quien explica sus intenciones
pero debería suceder todo lo contrario:
El héroe debería ser el que deba explicar
sobre su postura y sus actos.

Escribir

es como cuando
cometo una falta:
No quisiera ser visto por nadie,
pero quisiera que
de algún modo me vieras.

Claro Palpitar

Claro Palpitar

de la pasión abisal
que vibra hambrienta
en océano de símbolos.

-Aguas que me beben todo el día-.

Fluyen hacia tí como yo lo haría.

Hendir el aliento

en las estrías de lo eterno,
palpitarlo todo
y magullar el alma
en los rápidos y sus rocas.

Porque todos los cauces de la vida
se dirigen hacia una inevitable cascada.

Admitido a las aguas

que recogen tus ojos,
todo leído en voz alta,
por la mano cecógrafa
que descifra cada relieve
de los pasillos acuosos
que me levanta
tu memoria.

Entre callos y líneas de la cúpula volcada

hurgando las siempre resguardadas raíces
de las estrellas que aún no nos florecen.

Mientras mis ojos encanecen
en la oscuridad del aire,
un embudo de colores
se dirige de palmas abiertas,
ya alisadas,
al fatigado rostro
que esmerila con palabras
los bordes de este inacabable amor.

Una palabra harapienta

peregrina
el translúcido desierto
del silencio.

Y tu calma,
ahora tensada,

vibra en una nueva escala.

Me recoge tu palabra envuelta en telas,

en telas de juicio me dominas.

Pensar todo el día sin llegar a nada

y padecer un cansancio tan gradual
como el de subir escaleras.

Los caminos se enmarañan y se hinchan
como árboles entre las fibras
de mi alma y de mi cuerpo

y no doy con un inicio
ni una salida.

Me voy entretejido a cada paso
por la multiforme senda
sin fin ni finalidad
de todas las posibilidades.

Tú,

intrusa silueta
que corretea y me llama
por los jardines
de mis ideas aún no germinadas.

Y en el camino en que te sigo,
piso las palabras que te recito.

Para ahuyentarte
-Quizá-
de esta búsqueda interna,
de esos intrusos recuerdos
que mi mundo alteran,
de esos preciosos momentos
que mi corazón espera.

Separados de todo,

ardiendo bajo la gota
que suelta el libro mojado.

-Yo sostengo
lo que dejas caer-.

Lo escribe el destino
con tinta inaudible
bajo las raíces de nuestras sombras.

Lluvia de luna

El carbón del día acaecido
cubre tu torso de nubes.

Porque
incontables amores
se mueven eternamente
sobre la calidez de tus mares.

Y lo que no traspasa tu corazón
-tan pálido e inmóvil-
seguirá sangrando
enmudecidamente por dentro.

Tu luz baña mi alma
cuando mis ojos te observan

mientras se desgrana sobre la tierra
lo que sin tí quedó del cielo.

La estela

que por costumbre de vernos
nos negamos a ver,
la que abre en dos
el mundo de los nuevos ojos.

-Eso y todo lo que pasa-.

Nada de eso queda
en los océanos mentales
que nos orillan.
Una memoria nómade
soltó algún fulgor en sus brazadas,
hoy yacen sus pies anclados en la oscuridad
que no distingue entre chatarra y tesoro.

-Y solo uno
de los dos
revuelve las aguas
por divisar algo-.

En-vueltos en lo que hoy es otra cosa,
es decir,
lo que pisamos.

Soles Penumbra

En el caleidoscopio

de mi imaginación
fragmentaba las llamaradas
de la luna.

¡De tantas esquirlas
he llenado mis ojos!

Pero permanecerás
a la vista y sin alcance,
como la naturaleza
de toda ilusión.

Mi suerte revolotea

por en el valle de los tréboles opacos,
cuando se canse no tendrá más alternativa 
que posarse sobre alguno de ellos,
y yo no habré tenido más alternativa 
que convivir con el caos que desató
por acabar con su vuelo.

Esa noche que te vi

vagué como el viento
buscando la calma
que solo la encuentra en el océano.
Sin tu presencia mi paciencia
se deshace como tierra seca,
y me hundo en un vacío impaciente
por deshacer en su profundidad su existir.

Nunca sabes

qué figura se dibujará
en el cántaro de Μνημοσύνη*.

Confieso
que ya he intentado
pasar el día
sin beber de sus aguas.

Y siempre se da
que la sed
es proporcional
al amargor del trago diario.

*Memoria.

El azar

es un ladrón atolondrado
al entrar por la ventana de tu vida
desparrama sin querer
todo el botín de la noche,
entonces carga rápidamente su saco
con todo lo que tenga a mano
y se da a la fuga rápidamente.

Y vos despertas,
bajas las escaleras caracol
hacia la sala,
y te encontrás con un desorden
a veces trágico
a veces cómico:
A veces parece que te desvalijaron.
A veces parece que es Navidad.

Encontrarse a sí mismo

es perderse en un remolino vertiginoso.

-Es que
en el reino de la lucidez
todo lo valioso se vuelve insignificante-.

Y comenzamos a entrañar
la oscuridad del final del camino:
lo no-de-aquí,
lo más allá.

Dejar en el frío altar

de lo razonable
el corazón
repoblado
de juramentos.

Ése dios no
tolera dos
caminos.

-Seré por siempre
un extranjero
en mi propia tierra-.

Concebir ilusiones y anularlas:
concebir con el corazón
anularlas con la razón.

La migaja de felicidad

alzada en la palma mugrienta del mendigo.
¿Será que la recibe?
¿Será que la ofrece?

La migaja de felicidad
será hallada algún día
por los espíritus hambrientos.

Mientras tanto,
son mis ojos los que mastican cada día
sin ningún apetito,
es que mi espíritu se ha ulcerado, y por ello
hay días en los que no tengo más remedio
que hacer silencio y esperar…

El tiempo debería sanarme,
aunque él también es negligente.

Entre explicaciones chuecas de la vida

la razón de seguir viviendo cojea
como un rey decrépito,
al que todos lisonjean
esperando recibir de su parte algún favor.

Y por más que lo intente,
el día de hoy
ningún abrazo
tiene sabor a Abrazo.

-Es que
una cosa inevitable
conduce inevitablemente a otra-.

Si me buscan,
estaré durmiendo             (Por quién no está)
bajo el sol.

Con pies de hierro y barro cocido

Anudado de lo único que me queda claro de tí-.
            (Un fino hilo de pensamiento).

-Yo también transito
los laberintos de palabras
que tu ojo visita cada noche-.

Con pies frágiles y pesados.
Entre pasillos hechos para el desacierto,
Aquí todo razonamiento siempre
tendrá otra vuelta al final.

Día

a través de tí
paso como un camello por una aguja,
como si al final de la aguja
me esperasen las aguas.

Me arrojo ciegamente
a través de tus estrechas porosidades,
como el agua que transita
las venas ensombrecidas de la roca.

El camino por tí
continúa siendo
intrincado y cavernoso.

Pero debo atravesarte.
Διά.

Desprendí las palabras cicatrices

que recubrían mi alma,
y expuse las viejas heridas que ocultaban.
Las expuse al mundo entero
-Solo contigo mi mundo está entero-.

-Ya rompí la cáscara envejecida
de mi alma-.
Te dije mientras me besabas.
Hoy acentúas
nuevos cielos y nuevos abismos
por encima de mis pies
y por debajo de mi cabeza.

Ya desligué mi cuerpo

de la coreografía parental,
el cuerpo aprende nuevos pasos
cuando se mueve libre.

Moverse libremente
por el camino impuesto,
eso es libertad.

Arrastrado

junto con todas las causas,
por el desorden
que provoca el corretear
del niño Destino.

Por los anillos
del cielo
rueda 
el amor ideal.

Los anillos se mueven
y nuestras almas
chocan.

Y desde la almohada
las palabras
que quise
que supieras descienden.
Y desde la nube
por el vapor de Febo se elevan.

La saeta del sol está dispuesta,
y sus flechas
te declararán
mi palabra.

En la gota

que serpenteó tu índice
burbujeaba una historia,
la padecí mientras caía.

Es que bebí de la bruma,
de la bruma ácida
de Memoria y Olvido.

Por conocerte de nuevo bebí de las aguas.

Royendo en los silos

de tu memoria
en la búsqueda del recuerdo
que me deja ver virtuoso.
Se me escapan los deberes más sencillos
tras recoger la morfología 
del verbo encubierto.

Hoja de otoño

del árbol talado
que flotas entre poemas,
toda mi alma despierta a tu paso
danzando entre romances.

Rápidamente intento apresarte
pero me sobrepasas,
abro mis ojos y estás a mi lado,

sueño dentro de un sueño
pronto despertarás.

Seguirán atados

a las ruinas del oriente eterno
los eslabones ancestrales
que rotaron en su pasar
la rueda del devenir a mi favor.

Seguirán aguardando mi re-nacer simbólico
para continuar junto a ellos
la obra predestinada.

Alma universal disuelta
por las llamas deliberantes,
volcaste tanto en mi corazón
que todo dios es pequeño a su lado,
porque lo hueco no conocería su infinito.

En memoria de Avelino Prieto.

Desde el fundamento

sudan los mitos revelados.
Conclusiones del polvo y el olvido
son las premisas de los pueblos.

Añoranzas de la lengua materna:
grietas en las rocas por tu verbo,
de lo estéril a lo estético
manaban las fábulas y cuentos con soltura.

De la mandíbula
que me transportaba al nido
conocí la belleza
de sus significados y correcciones,
Sabiduría heredada a tu modo
para no sentirnos tan extranjeros.

Para mi madre.

Al dorso de la trama

había un dios jugando a los dados,
que movía los engranajes
de tu mente llena de errores.

En aquella soledad
que solo conocen los sabios,
chocan las posibilidades
con sus explicaciones.

Pero las herraduras de tus pies
resbalaban en el camino dado.

Y todas las marchitas cuestiones
reviven apologías decrépitas.

Tus pies a varios centímetros
de lo que llamamos suelo.
Tus ojos tan nublados que te sentís feliz.

Nadie sabe

si el presente
apenas alcanzó
unos segundos de existencia.

¿Sabría
Si todo recuerdo que poseo
es una ilusión
de un inexistente?

No sabré
si el juego de dios
de cada mañana
consiste en armar maquetas
y dotarlas de historias y sentido,
para observarlas hasta aburrirse
y des-armarlas de distintas maneras.

Entre el discurrir de la vida

y el transcurrir del día
no hay mucha diferencia:
Ambos se pueden analogar
como instancias divisibles en actividades.

Y generalmente
concluimos que la vida es de una manera
porque los días fueron de esa manera:
“Me he pasado la vida trabajando”
es igual a decir:
“Me he pasado el día trabajando”.

El presente se torna hondo

mientras lastima,
pero fugaz si se lo disfruta.
el porvenir deseado
viene a nosotros a pasos lentos,
y cuando al fin está próximo
nos suele esquivar
como lo haría alguien
a quien se le ama ocultamente.
¿Y qué podría decir sobre el pasado?
Que es como una enciclopedia sin título
que tiene sus enseñanzas encriptadas
como jeroglíficos egipcios,
es decir,
metafóricamente.

Yo soy

el que transita
lentamente su afelio,
después de haber impetrado
al lenguaje
que no se vaya.

Porque
la palabra
se me fue lejos,
allá contigo se recrea,
resonante
detrás de tus ojos
mientras me lees.
Y yo quedé
desarropado y vacío
sin ambos.

Habito solo con la Nada,
esa Nada que ni siquiera
se puede llorar.

La Nada respirable,
la Nada palpable,
la Nada palpitante,
un vacío en mi pecho
que ni con los escombros de Gea
podría rellenar.

Y cada vez que me acerco
a mi lenguaje es para encontrarte,
aunque encontrarte de esta manera me duela.