En el caleidoscopio
de mi imaginación
fragmentaba las llamaradas
de la luna.
¡De tantas esquirlas
he llenado mis ojos!
Pero permanecerás
a la vista y sin alcance,
como la naturaleza
de toda ilusión.
Mi suerte revolotea
por en el valle de los tréboles opacos,
cuando se canse no tendrá más alternativa
que posarse sobre alguno de ellos,
y yo no habré tenido más alternativa
que convivir con el caos que desató
por acabar con su vuelo.
Esa noche que te vi
vagué como el viento
buscando la calma
que solo la encuentra en el océano.
Sin tu presencia mi paciencia
se deshace como tierra seca,
y me hundo en un vacío impaciente
por deshacer en su profundidad su existir.
Nunca sabes
qué figura se dibujará
en el cántaro de Μνημοσύνη*.
Confieso
que ya he intentado
pasar el día
sin beber de sus aguas.
Y siempre se da
que la sed
es proporcional
al amargor del trago diario.
*Memoria.
El azar
es un ladrón atolondrado
al entrar por la ventana de tu vida
desparrama sin querer
todo el botín de la noche,
entonces carga rápidamente su saco
con todo lo que tenga a mano
y se da a la fuga rápidamente.
Y vos despertas,
bajas las escaleras caracol
hacia la sala,
y te encontrás con un desorden
a veces trágico
a veces cómico:
A veces parece que te desvalijaron.
A veces parece que es Navidad.
Encontrarse a sí mismo
es perderse en un remolino vertiginoso.
-Es que
en el reino de la lucidez
todo lo valioso se vuelve insignificante-.
Y comenzamos a entrañar
la oscuridad del final del camino:
lo no-de-aquí,
lo más allá.
Dejar en el frío altar
de lo razonable
el corazón
repoblado
de juramentos.
Ése dios no
tolera dos
caminos.
-Seré por siempre
un extranjero
en mi propia tierra-.
Concebir ilusiones y anularlas:
concebir con el corazón
anularlas con la razón.
La migaja de felicidad
alzada en la palma mugrienta del mendigo.
¿Será que la recibe?
¿Será que la ofrece?
La migaja de felicidad
será hallada algún día
por los espíritus hambrientos.
Mientras tanto,
son mis ojos los que mastican cada día
sin ningún apetito,
es que mi espíritu se ha ulcerado, y por ello
hay días en los que no tengo más remedio
que hacer silencio y esperar…
El tiempo debería sanarme,
aunque él también es negligente.
Entre explicaciones chuecas de la vida
la razón de seguir viviendo cojea
como un rey decrépito,
al que todos lisonjean
esperando recibir de su parte algún favor.
Y por más que lo intente,
el día de hoy
ningún abrazo
tiene sabor a Abrazo.
-Es que
una cosa inevitable
conduce inevitablemente a otra-.
Si me buscan,
estaré durmiendo (Por quién no está)
bajo el sol.
Con pies de hierro y barro cocido
Anudado de lo único que me queda claro de tí-.
(Un fino hilo de pensamiento).
-Yo también transito
los laberintos de palabras
que tu ojo visita cada noche-.
Con pies frágiles y pesados.
Entre pasillos hechos para el desacierto,
Aquí todo razonamiento siempre
tendrá otra vuelta al final.
Día
a través de tí
paso como un camello por una aguja,
como si al final de la aguja
me esperasen las aguas.
Me arrojo ciegamente
a través de tus estrechas porosidades,
como el agua que transita
las venas ensombrecidas de la roca.
El camino por tí
continúa siendo
intrincado y cavernoso.
Pero debo atravesarte.
Διά.
Desprendí las palabras cicatrices
que recubrían mi alma,
y expuse las viejas heridas que ocultaban.
Las expuse al mundo entero
-Solo contigo mi mundo está entero-.
-Ya rompí la cáscara envejecida
de mi alma-.
Te dije mientras me besabas.
Hoy acentúas
nuevos cielos y nuevos abismos
por encima de mis pies
y por debajo de mi cabeza.
Ya desligué mi cuerpo
de la coreografía parental,
el cuerpo aprende nuevos pasos
cuando se mueve libre.
Moverse libremente
por el camino impuesto,
eso es libertad.
Arrastrado
junto con todas las causas,
por el desorden
que provoca el corretear
del niño Destino.
Por los anillos
del cielo
rueda
el amor ideal.
Los anillos se mueven
y nuestras almas
chocan.
Y desde la almohada
las palabras
que quise
que supieras descienden.
Y desde la nube
por el vapor de Febo se elevan.
La saeta del sol está dispuesta,
y sus flechas
te declararán
mi palabra.
En la gota
que serpenteó tu índice
burbujeaba una historia,
la padecí mientras caía.
Es que bebí de la bruma,
de la bruma ácida
de Memoria y Olvido.
Por conocerte de nuevo bebí de las aguas.
Royendo en los silos
de tu memoria
en la búsqueda del recuerdo
que me deja ver virtuoso.
Se me escapan los deberes más sencillos
tras recoger la morfología
del verbo encubierto.
Hoja de otoño
del árbol talado
que flotas entre poemas,
toda mi alma despierta a tu paso
danzando entre romances.
Rápidamente intento apresarte
pero me sobrepasas,
abro mis ojos y estás a mi lado,
sueño dentro de un sueño
pronto despertarás.
Seguirán atados
a las ruinas del oriente eterno
los eslabones ancestrales
que rotaron en su pasar
la rueda del devenir a mi favor.
Seguirán aguardando mi re-nacer simbólico
para continuar junto a ellos
la obra predestinada.
Alma universal disuelta
por las llamas deliberantes,
volcaste tanto en mi corazón
que todo dios es pequeño a su lado,
porque lo hueco no conocería su infinito.
En memoria de Avelino Prieto.
Desde el fundamento
sudan los mitos revelados.
Conclusiones del polvo y el olvido
son las premisas de los pueblos.
Añoranzas de la lengua materna:
grietas en las rocas por tu verbo,
de lo estéril a lo estético
manaban las fábulas y cuentos con soltura.
De la mandíbula
que me transportaba al nido
conocí la belleza
de sus significados y correcciones,
Sabiduría heredada a tu modo
para no sentirnos tan extranjeros.
Para mi madre.
Al dorso de la trama
había un dios jugando a los dados,
que movía los engranajes
de tu mente llena de errores.
En aquella soledad
que solo conocen los sabios,
chocan las posibilidades
con sus explicaciones.
Pero las herraduras de tus pies
resbalaban en el camino dado.
Y todas las marchitas cuestiones
reviven apologías decrépitas.
Tus pies a varios centímetros
de lo que llamamos suelo.
Tus ojos tan nublados que te sentís feliz.
Nadie sabe
si el presente
apenas alcanzó
unos segundos de existencia.
¿Sabría
Si todo recuerdo que poseo
es una ilusión
de un inexistente?
No sabré
si el juego de dios
de cada mañana
consiste en armar maquetas
y dotarlas de historias y sentido,
para observarlas hasta aburrirse
y des-armarlas de distintas maneras.
Entre el discurrir de la vida
y el transcurrir del día
no hay mucha diferencia:
Ambos se pueden analogar
como instancias divisibles en actividades.
Y generalmente
concluimos que la vida es de una manera
porque los días fueron de esa manera:
“Me he pasado la vida trabajando”
es igual a decir:
“Me he pasado el día trabajando”.
El presente se torna hondo
mientras lastima,
pero fugaz si se lo disfruta.
el porvenir deseado
viene a nosotros a pasos lentos,
y cuando al fin está próximo
nos suele esquivar
como lo haría alguien
a quien se le ama ocultamente.
¿Y qué podría decir sobre el pasado?
Que es como una enciclopedia sin título
que tiene sus enseñanzas encriptadas
como jeroglíficos egipcios,
es decir,
metafóricamente.
Yo soy
el que transita
lentamente su afelio,
después de haber impetrado
al lenguaje
que no se vaya.
Porque
la palabra
se me fue lejos,
allá contigo se recrea,
resonante
detrás de tus ojos
mientras me lees.
Y yo quedé
desarropado y vacío
sin ambos.
Habito solo con la Nada,
esa Nada que ni siquiera
se puede llorar.
La Nada respirable,
la Nada palpable,
la Nada palpitante,
un vacío en mi pecho
que ni con los escombros de Gea
podría rellenar.
Y cada vez que me acerco
a mi lenguaje es para encontrarte,
aunque encontrarte de esta manera me duela.